llamados naturales y frustrantes.
Gálatas 1:11-12 “Mas os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es según hombre; pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo”.
En cada carta del apóstol Pablo queda claro que su éxito no fue suerte ni improvisado, desde su primer encuentro en Hechos 9, Pablo muestra un profundo interés en conocer a aquel con quien se encontró y a pesar de su tremendo encuentro no reaccionó de inmediato a decir que tenía un llamado de apóstol, la escritura dice que estuvo tres anos en el desierto de arabia y luego Pablo aclara antes de comenzar a predicar y a hacer público su llamado el texto del encabezado, dejando claro quien lo llama y quien le revelo los mensajes que posteriormente predicaría y escribiría por medio de cada carta, esa fue una de sus claves ministeriales, que fue llamado directamente por Dios y no fue una emoción ni una profecía ajena, sino, experiencia de revelación personal, nadie le tiro el manto sino Dios.
Otro de sus grandes secretos fue que nunca ni inicio ni tomo ninguna decisión dentro de su ministerio sin ser dirigido por el Espíritu santo, el siempre espera la dirección y se movía bajo una coordenada o una orden del Espíritu, así que aun dentro de esas coordenadas en casi todas las veces salió azotado pero aun así siguió coordenadas del Espíritu, pero como estaba bajo obediencia y coordenadas de Dios se levantaba como si nada y continuaba , Pablo nunca salía frustrado de un lugar porque nunca fue por su cuenta, en la actualidad faltan ministros así, que en primer lugar hayan tenido una revelación personal de su llamado y no por imposición, por herencia o por obligación, además de eso que aprendamos como líderes y ministros a dejar de tomar decisiones sin incluir a Dios.
Tenemos tantos programas pero en ninguno aparece el Espíritu santo y solo gastamos fuerza, dinero y tiempo en programas huecos donde el personaje principal brilla por su ausencia y por lo poco o nada que lo incluimos, esa es la verdad de los llamados y ministerios que con solo mirarlo dan ganas de llorar y de ni querer ser un ministro, porque poco o nada estamos inspirando a nuestra generación con un llamado y un ministerio aburrido y no lo digo porque el evangelio sea aburrido pero los llamados están tan secos que dan sueno, carecen de revelación que da pena y cuando se encuentran con dificultades que requieren acción y solución inmediata quieren orar para evadir responsabilidad, lo raro que ese fervor de oración no se nota en sus servicios y cuando es necesario que oren ni aparecen.
levantémonos que nuestros niños y jóvenes anhelen un llamado a pastor, a misionero y etc., a causa de nuestra entrega y efectividad y si no deberíamos de reconsiderar no baya SER QUE EN VES DE SER BENDICON SEHAMOS tropiezo y que la causa del poco avance seamos nosotros, aprendamos a saber cuándo debemos retirarnos, el evangelio y un llamado es sagrado y es poder no es solo, para estar comiendo de él, hay que ganarnos honradamente lo que comemos eso dice la escritura y el que no trabaja bueno es que no coma y el obrero que hace el trabajo digno es de su salario, esto significa que hay indignos de su salario, me pregunto y si buscaremos, ¿no seriamos escuchados, respaldados, direccionados y exitosos en lo sobre natural y en el ministerio? ¿ara Dios acepción de personas?, entonces hagamos el trabajo bien y hagamos el ministerio y el evangelio atractivo no decepcionante y critico que da lastima en lugar de poder y autoridad. Bendiciones comparte con alguien.