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¡ELIMINANDO LA VENDA DEL ORGULLO!



Miqueas 6:8 “Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios”.

Yo en lo personal, creo que no, no es difícil agradar a Dios o tenerlo contento. Pero claro todo depende del grado de humildad o orgullo de cada individuo, si somos humildes será cosa natural y fácil llenar estos tres requisitos que el pide, él ha roto el silencio y a abiertamente declarado lo que el pide. El no pide nada difícil, no pide riquezas ni nada inalcanzable solo pide que practiquemos la justicia, amar la misericordia y humillarte ante tu Dios. Si somos humildes o al menos hacemos la lucha por adoptar la humildad genuina entonces los otros dos requisitos que el pide serán naturales, brotarán sin esfuerzos.

Trabajar en nuestro orgullo entonces seria lo difícil, porque para ser humilde se debe vencer el orgullo que muchas veces es mas grande que nuestra propia estatura, el ser humano por naturaleza es orgulloso algunos más que otros, pero cuando logramos doblegar el orgullo voluntariamente de nuestra cuenta entonces podremos señoréanos de nosotros mismos.

Es necesario que aprendamos a entregar nuestro orgullo, pues de otra manera seremos fácilmente vencidos por cualquiera que tenga mas orgullo que nosotros o por satanás. Jesús tenia muchas razones para ser orgulloso, tenía riquezas, gloria, poder, dominio en el cielo y en la tierra, autoridad en el cielo y la tierra tenía Reyno, no había nadie superior a él; mas sin embargo dice Filipenses 2:6-11, que el no escatimo nada de eso, ni considero que era igual a Dios como algo a lo que podía aferrarse y negarse a humillarse.

Jesús no se aferró, él se humillo voluntariamente, a el nadie lo humillo el de sí mismo había tomado la decisión de no aferrarse a su puesto, por eso cuando le escupieron no reacciono con violencia, cuando satanás le pidió una prueba que demostrara que el era el hijo de Dios, a Jesús no le ofendió la duda, cuando le dijeron bájate de la cruz tu que salvaste a otros demuestra que puedes salvarte a ti mismo. El sin duda sentía dolor físico, pero no interno su orgullo nunca fue tocado, su interior nunca fue quebrantado por las burlas mal intencionadas, pues el había entregado todo de sí mismo para que nadie se lo arrebatara. No es que la parte espiritual de Jesús tuviera orgullo y que por eso se despojara, pero su humanidad sin duda podría ser tocada.

La realidad nuestra es que nos enorgullecemos de nada y no entregamos el orgullo tenido un alto concepto de nosotros mismos, pensamos que merecemos hasta que viene otro más irreverente y nos ubica y nos recuerda de la peor manera que solo somos polvo, hojarasca, flor que hoy es y mañana ya no, nuestros logros no los podremos llevar a la sepultura y aun pudiendo ya no podríamos darles uso, nuestro cuerpo se termina apestando y nuestro nombre termina siendo olvidado. Y como no entregamos voluntariamente el orgullo ,otro tiene que venir y despojarnos de él, esa es nuestro error y la diferencia entre Jesús y nosotros , el no permitió ser despojado se humillo hasta lo máximo el mismo, para asegurarse de no ser humillado, por nadie que no fuera el mismo .y nosotros todo lo contrario, nos elevamos, fanfarroneando y subimos más para que nadie según nos humille, locamente olvidado que la forma de subir es, hacia abajo y no para arriba. Pero nos negamos a ser inferiores a causa del tremendo orgullo, que, aunque bien sabemos que está mal, aun así, seguimos enceguecidos por el orgullo volviéndonos rencorosos y faltos de perdón, y por eso tampoco hacemos misericordia. Enceguecidos por el orgullo somos injustos y no descansamos hasta que el otro, pague lo que nos hiso, y lo peor enceguecidos por nuestro orgullo disfrazado de dignidad terminamos sin darle a Dios lo que nos a pedido y declarado, corriendo el peligro de ser humillados de la peor forma, no solo en esta vida sino también en la venidera.

El orgullo es muy peligroso y quien no lo entrega su orgullo a Dios para que lo cambie por humildad, difícilmente dejara que Jesus verdaderamente sea el señor de su vida, pues el orgullo le impedirá actuar como a Jesús le gusta y terminara expulsando a Jesús de su vida, con sus arrogantes actitudes. Así que ya no es un misterio, ni un secreto que es lo que Dios quiere de ti, él dice Yo ya les declaré lo que es bueno y lo que pido, es humillarnos menguar para que el crezca y nosotros mengüemos y le demos paso así, a la misericordia y a la justicia. Bendiciones familia de Dios comparte con alguien y suscríbete para un devocional diario, gracias.

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