¿A QUIEN QUIERES IMPRESIONAR?
Filipenses 2:3 “Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a el mismo.”
En una ocasión había un joven que quería ser violinista , se buscó para eso a un buen maestro que con esmero y dedicación y mucha paciencia le ayudo a ejecutar muy bien el violín, el joven llego a ser muy reconocido, pero antes de disfrutar de la fama el joven violinista tuvo que hacer su presentación de graduación para demostrar lo que él había aprendido, y efectivamente había logrado impresionar a toda la audiencia , todos lo ovacionaban , aplaudían en el gran concierto para lo que él se había preparado, más entre las personas del público que gritaban emocionados a algunas se les hacía curioso, que el joven parecía no estar tan emocionado con la impresión que había causado a la audiencia, pues miraba hacia dé tras del escenario como buscando a alguien, y cuando por fin pudo encontrar con su vista al personaje que el buscaba entonces sonrió ahí estaba su maestro que estaba también de pie aplaudiendo emocionada, por su gran presentación, esto llamo la curiosidad de los curiosos que preguntaron. ¿Por qué no estabas emocionada con la reacción de la gente, parecías no estar feliz al principio? a lo que el joven violinista respondió: yo estaba feliz, pero no buscaba la aprobación del público, si no la aprobación de mi maestro así que estuve totalmente feliz hasta que vi la señal de mi maestro diciéndome con una señal hiciste un buen trabajo.
Filipenses nos dice, nada hagáis por competencia, vanidad o egoísmo; si van a hacer algo para Dios cuida que la verdadera razón, sea servirle y agradarle a él .SI este es el caso, he aquí los ingredientes para que huela rico delante del trono de Dios y el perciba olor grato: A lo que hagas de palabra o, de hecho, para Dios, o para los hombres agrégale los siguientes ingredientes:
Humildad: por muy bueno que seas en lo que haces, no te quedes con la gloria porque esa toda le pertenece a Dios. Recuerda siempre esto, puedes vivir bajo la gloria, actuar, obrar, gozar en la gloria; pero nunca quedarte con ella, honra a quien te deja obrar en su gloria y entregarle la gloria que te ha confiado, antes que seas desechado, Y luego, si vives la humildad ella misma te conduce al segundo elemento que es:
Nunca te sientas mejor o superior a nadie: y este es el segundo elemento, agrégale a lo que haces mucha humildad no importa que tan alto estés hoy no acumules gloria para ti mismo, tira a la basura todo sentimiento de superioridad, e inferioridad; piensa de ti con cordura; la competencia, egoísmo envidia debes desecharlos. Ya que estos últimos Dios no los soporta y rechaza todo acto que vaya acompañado de estos malos sentimientos. Aprendamos, de él que tenía todo para presumir y competir y ganar, pero prefirió un pesebre, un pueblito en Jerusalén, un padre carpintero y una cruz. Y tú y yo ¿Que somos? Sin el menos que nada, Ni dignos de desatar las sandalias de sus pies como dijo Juan el Bautista, un espíritu de humildad busca Dios , procuremos que en el concierto de nuestra vida como el violinista nuestra mirada este puesta en nuestro maestro y que estemos felices de ser aprobados por el, busquemos como el joven violinista no los aplausos de los demás , o la admiración y aprobación de toda una audiencia, y ni siquiera busquemos nuestra propia aprobación, como el violinista busquemos detrás de camerinos la aprobación de Jesús , busquemos en todo solo agradarle a él, y para esto debemos hacer todo para el sin contiendas, sin vanagloria, con humildad, estimando a los demás como superiores nuestros, aunque nuestro violín ejecute las mejores notas, Jesucristo se estimó inferior a sus discípulos al lavarles los pies quería ensenarles esa lección y hoy debemos practicarla, ¿eres tú como el joven violinista, buscas solo la aprobación de Cristo?, o ¿para quién es el concierto de tu vida, y de tu servicio?. Bendiciones familia de Dios compartan con alguien y suscríbete para recibir un devocional diario, gracias a todos.
